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Aire IV:  Aventura en el Amazonas 

 

 

Atravesar el Atlántico, perderse por el delta del Amazonas, remontar el río más importante del mundo, recorrer sus poblados indígenas, descubrir playas y paisajes por las Antillas… Aún es posible disfrutar del auténtico sabor de lo desconocido.

Cuando dos jóvenes y atrevidos aventureros deciden poner en marcha su sueño, el desafío no cede a las adversidades y todo es posible gracias a la ilusión y a la tenacidad.

Angel y Tony son los dos protagonistas principales de esta aventura que les lleva al otro lado del Atlántico, a Brasil, y de allí a la desembocadura del Amazonas que finalmente remontarán a pesar de los peligros de su navegación, hasta 400 millas náuticas tierra adentro. Singladuras por la selva más densa del mundo en los que los cambios de nivel por la marea y la modificación de batimetría debido a los desplazamientos de arenas, obligan a permanecer permanentemente atentos. Después del Amazonas la aventura continuaría recorriendo las islas paradisíacas del arco de las Antillas…

 

Preparar el Puma

La preparación del viejo Puma del año 73 dura casi un año entero. Este velero de construcción robusta tiene una eslora de 10,3 metros con un desplazamiento de 9 toneladas lo cual refleja el importante grosor de su fibra de unos 2 centímetros de espesor. Cala 1,8 metros y está motorizado por un motor Volvo de 28cv algo entrado en años. Angel reforzó la pala del timón enfibrándola para aumentar su solidez. 

La velas y  aparejo fueron revisados a conciencia, y adquirieron un montón de cabos, pues estos sufren mucho durante un largo viaje. Algunos serían utilizados como coderas para amarrar y fondear en cualquier circunstancia. El ancla de 16 kilos que lleva el barco queda engalanada con 60 metros de cadena de 8 milímetros y además embarcan otras dos de respeto con cabo de nylon de unos 30 metros de longitud. También compran una balsa salvavidas nueva, un pequeño GPS de mano de 150 €, y una radio BLU además de una sencilla VHF. La bomba de achique es sustituida por otra nueva pues la original no presentaba ningún buen aspecto. En total unos 25.000 Euros en mejoras a las que hay que sumar los 35.000 Euros del precio de adquisición del Puma.

El parque de baterías es rediseñado y para ello montan 3 nuevas baterías de 120 amperios cada una que se pueden cargar con el motor del barco y con un aerogenerador situado en la popa del velero. La instalación eléctrica queda rematada por un pequeño inversor de corriente que asegura 220 voltios a bordo para cagar los teléfonos y otros aparatos electrónicos.

Una popa demasiado recargada de flotadores, redes, bidones, defensas, boyas y otros enseres.

Pero las circunstancias obligan y finalmente el balcón permite llevar mucho material auxiliar.

Como piloto automático instalan uno de caña Raymarine que desgraciadamente no daría mucho de sí. Por último sustituyen las viejas escotillas de bronce por otras de plástico pero cuyo montaje no es todo lo estanco que debiera ser, lo cual produciría muchos quebraderos de cabeza en pleno viaje. A pesar de todo, el barco queda listo tras muchas semanas de esfuerzo durante las cuales Angel y Tony tuvieron que trabajar aprendiendo bricolaje en todos los oficios y haciendo horas extras durante varios días seguidos cada semana.  

Poco antes de la partida, Angel vende los bares que tenía y se va a Tomas Maestre a recoger a Tony y ultimar los arreglos del Puma 34.

 

La experiencia se gana navegando

Angel no tenía ni la menor idea de navegar a vela antes de decidirse por esta aventura. Sólo contaba con las pocas horas acumuladas durante las salidas de fin de semana alrededor de las Islas Hormigas y la costa de Murcia y Cartagena. Tony por su parte si había hecho un poco de vela ligera y algunas salidas en crucero de eslora media. Pero cuando existen ganas de navegar y descubrir el mundo, la falta de experiencia se suple con tenacidad, energía y una buena dosis de sentido común.

  

Navegar sin piloto automático durante 9 meses resultó verdaderamente cansado.

Llevar la rueda de gobierno en todo momento llega a resultar agotador.

La idea inicial era recorrer el Mediterráneo, navegando por las Baleares y de allí a Corcega y Cerdeña, para saltar a las Eólicas, a Malta, a las muchas islas Griegas y hasta Turquía. Pero tras pensar en ello y darle muchas vueltas, se muestra mucho más apetecible y desafiante saltar el Atlántico y recorrer la costa de Brasil y las islas del Caribe. Angel ya conocía la Amazonía de otro viaje realizado 10 años antes, pero en excursiones desde tierra. Por fin la llamada de la selva se hacía totalmente irresistible...

 

De Tomás Maestre a las Islas Canarias

Durante el mes de Octubre de 2005, se embarcan en su Puma 34 rumbo a Canarias, decididos a descubrir el mundo. Tras un concierto de los Rolling Stones y la correspondiente “cogorza rock&rollera”, los dos amigos se dirigen a su puerto base en Tomás Maestre. Compran víveres y llenan los depósitos, listos para salir rumbo a Canarias. El depósito de gasoil hace sólo 60 litros de modo que deciden embarcar 100 litros más en varias garrafas, que finalmente se mostrarían totalmente insuficientes. El tanque de agua no es mucho mayor ya que su capacidad hace escasamente 80 litros de modo que hacen cálculos y estiban muchas garrafas de 4 litros hasta complementar otros 220 litros extras.

Tras 10 días de navegación y al poco de dejar atrás el estrecho de Gibraltar, el piloto automático deja de funcionar obligando a permanecer a la caña horas interminables. A la postre todo el viaje se realizó sin piloto automático… Nueve meses a la caña!

Desde la bahía de Cádiz tardan 5 días hasta alcanzar Lanzarote. Una travesía que no ofreció ningún problema de navegación, aunque si electrónico pues además del piloto automático, también desfallece la radio BLU. Ya en Canarias Rafael del castillo les ayuda a arreglar la BLU y también conocen a Carlos, que se apunta a la aventura sin demasiados miramientos. De Lanzarote navegan hasta Gran Canarias en donde vuelven a parar unos días para reparar algunas cosillas que han ido fallando durante estos días de navegación. Allí complementan el equipamiento del barco añadiendo un equipo completo de submarinismo, una guitarra y los imprescindibles bombos para el acompañamiento y la percusión.

La siguiente etapa de las Islas Canarias es Tenerife en donde les espera otro amigo y aprovechan para seguir haciendo algunas pequeñas reparaciones sin demasiada importancia. El bricolaje no es el fuerte de ninguno de ellos, de modo que se hace necesaria una buena dosis de empeño para llevar a buen término estos pequeños arreglos. En Canarias ya tienen algunos preocupantes problemas con el motor que “tose” con demasiada frecuencia. Les informan que deben vaciar el filtro del gasoil por si estuviera sucio o con agua pero ni siquiera saben en que parte del motor se encuentra ese maldito filtro!

De Tenerife a La Gomera el viento en popa es una gozada. El mar es perfecto y la navegada fantástica. El amigo de Tenerife se queda en Gomera quedando la tripulación formada por 3 personas y una guitarra. En Gomera se hace necesario una revisión a fondo del motor que les lleva un día por su poca experiencia en estos asuntos. Cambian de nuevo los filtros y el aceite para dejarlo todo listo para la gran travesía.

 

Islas Canarias hasta Cabo Verde

La travesía de las Islas Canarias rumbo a la protegida bahía de Mindero en la isla de Santa Lucía, resultó un viaje iniciático en lo que a la navegación se refiere. Al segundo día se monta un temporal de 3 pares de narices, con rachas de 50 nudos y olas de considerable tamaño que el Puma enfrenta sin problemas aunque con mucha preocupación por parte de la tripulación. Carlos lleva ya tiempo vomitando y con un mal cuerpo que se hace insostenible. En la rueda de los navegantes, Rafael del Castillo les va indicando hacia que latitud dirigirse para intentar esquivar lo peor del temporal.

Y a los dos días de navegar se acaba el gas de la cocina! Aunque ninguno de ellos sabe pescar, acaban apañándoselas bastante bien a pesar de perder muchas capturas: calamares de 7 kilos, doradas y otros pescados son cogidos en los curris que arrastran. Lo malo es que bastantes veces, al tirar de las líneas para recuperar el pescado, lo único que les queda es la cabeza del pez, pues algún tiburón se lo ha comido de un bocado. Como no tienen nada de gas para cocinar la comida se hace a la “japonesa”. Una vez limpio, el pescado crudo se macera en zumo de limón durante unas horas y listo para servir! Nutritivo y muy rico…

En mitad del temporal Carlos sigue vomitando, cuando sin previo aviso se monta un lío en el Génova al enredarse las escotas en el enrollador. Tony se queda a la caña y Angel bien atado se dirige a proa para intentar solucionar el lío.  Tras luchar contra el viento, los vaivenes, y los rociones, consigue ordenar el follón de proa mientras Tony le va dando instrucciones desde la bañera. Poco después uno de los Winches le pilla el dedo a Tony debido a la holgura que tienen al ser bastante viejos. Como resultado una de las piezas punzantes del Winch atraviesa el dedo de Tony ensartándose el metal en mitad de la uña!

Algo maltrechos y tras 9 días, el Aire IV recala en Mindelo con gran alegría para los tres amigos que no dudan ni un segundo en dirigirse a una taberna para meterse un atracón de carne a la parrilla. En Cabo Verde el intento por reparar el piloto automático se muestra infructuoso, pero eso sí, consiguen un nuevo infernillo de gas de segunda mano. Hace un calor espantoso que solo invita a largas siestas a la sombra. Las provisiones compradas para continuar el viaje consisten en gran cantidad de fruta y mucho arroz y pastas. Llenan los depósitos y arranchan el velero para la nueva partida. Carlos que aún sigue mareado y con mal cuerpo quiere quedarse en tierra y regresar en avión, pero tras una larga charla decide continuar la ruta con sus dos amigos.

 

De Cabo Verde a Fortaleza: 19 días

Al segundo día de haber partido de Cabo Verde, habían avanzado unas 300 millas rumbo a Brasil. De repente y mientras comían en la bañera, se produce un fuerte golpe acompañado de un estruendo brutal, y el barco se levanta del agua con gran escora. Todos quedan desconcertados y acongojados mientras unos segundos después ven que un gran cachalote sale del agua por la popa! Dicen que, en ocasiones, estos cetáceos atacan a los veleros al confundirlos con algún ballenato, especialmente si el antifouling es claro o de color blanco, pero el del Puma era azul oscuro....

Tras el susto del cachalote los tres amigos otean el horizonte en busca de algún otro cetáceo pero afortunadamente la navegación continúa sin más incidentes. Un viento sostenido y constante de 15 ó 20 nudos impulsa el Aire IV de forma decidida hacia las costas de Brasil.  

Pero pasada la mitad del Atlántico a miles de kilómetros de la costa sólo les quedan 20 litros de diesel y además se para el motor. Sin motor ya no cargan nada las baterías pues el viento ha caído tanto que el generador eólico no llega a mover sus aspas. Están totalmente encalmados en una desesperante calma chicha que apenas empuja el barco en un mar como una balsa de aceite. Y así se pasan 6 desesperantes días durante los cuales ni siquiera pueden llamar por la radio BLU pues las baterías están muy bajas.

En los "DollDrums" se montan tormentas en un "periquete". Hay que estar muy atento si no quieres ver como tu barco agarra una racha inesperada y se tumba hasta dar miedo!

 

 

Durante dos días sólo han avanzado 10 miserables millas náuticas! Y de repente la tormenta! Ya están en los “Dolldrums”. Las trombas de agua son cálidas y refrescantes y el viento pasa de cero a golpearte bruscamente y en pocos segundos con rachas de 30 nudos. Todo el cielo se ennegrece y hasta cuesta ver algo con tanta agua cayendo cual gigante ducha. Es tanta la cantidad de agua dulce, que la bañera del Puma con sus pequeños desagües no consigue vaciarse a suficiente velocidad, lo cual convierte la bañera de popa en eso, justamente una auténtica bañera de cuarto de baño! Una de las rachas más súbitas que las demás, pilla a toda la tripulación desprevenida, tumbando completamente el velero.

Pero poco a poco el eólico va cargando de nuevo las baterías a medida que se acercan a la costa de Brasil. Las tormentas son constantes y ya casi llegando a Fortaleza el parque de baterías tiene la potencia suficiente para volver a poner en marcha el motor principal a sólo 20 millas náuticas de su destino. Las últimas millas las hacen a motor y con los pocos litros de gasoil que les quedaban.

 

La costa de Brasil

La costa de Brasil es sencillamente enorme y va desde el Paraguay hasta la Guayana con más de 6.000 kilómetros, desde los 33º de paralelo Sur hasta los 4º Norte. Se entiende que sea muy variada y ofrezca multitud de contrastes y diferentes climas y paisajes. Es como si habláramos de la costa Europea desde Noruega hasta Cádiz…, ¡pues hay de todo! Pero en este viaje la costa de Brasil descrita corresponde a las latitudes próximas al ecuador. Las distancias son normes y en 4 meses de navegación por estas costas sólo se cruzaron con 3 veleros.

El Aire IV llega a Fortaleza cerca del paralelo 4º Sur tras 19 días de navegación desde Cabo Verde, aburridos de tanta calma chicha y tanto chubasco tormentoso típicos de la zona de convergencia intertropical.

En Fortaleza existe un hotel con muelle bien protegido en donde poder dejar el barco a buen recaudo por solo 12 €/día que además te dan derecho a utilizar las instalaciones hoteleras como la piscina y otros servicios. Por ello deciden dejar el barco bien amarrado durante una decena de días y alquilar un coche para recorrer el litoral haciendo turismo costero hasta Salvador de Bahía y otros pueblos encantadores más al sur.

En Morro cerca de Salvador de Bahía se encuentran sitios de ensueño con paisajes rebosantes de hermosura. Allá rigen otras formas y maneras de vivir la vida. Los valores son diferentes y hay mucho por descubrir.

¿Un gurú en la India? ....No, se trata de Carlos en un bar de Jericoacoara...

 

 

Desde Fortaleza el Puma 34 parte hacia Jericoacoara ya en el paralelo 2ºS en donde permanecen descansando durante un par de semanas. Jericoacoara es una ciudad con un encanto especial. Se respira buen “rollito” y su ambiente Chil-Out se encuentra en todas las calles y rincones. Desde la costa te sorprenden sus grandes dunas de arena blanca que bien recuerdan otros lugares del mundo como la costa de Namibia, pero con aguas muy claras y transparentes.

Hay que fondear a bastante distancia de la costa pues las mareas son fuertes y la sonda pierde 3 metros en muy poco tiempo. Por ello el Aire IV fondea con 5 metros de agua que en baja mar se quedan en un calado de algo menos de 2 metros. Las calas de arena blanca invitan al descanso y por la tarde los paseos por las calles de arena son encantadores. Jericoacoara es una parada más que recomendable en donde ves muchos jóvenes practicando kite y windsurf y por las tarde todos bailan la capoeira, el baile secreto que practicaban los esclavos negros durante la época de las colonias de ultramar.

Salvo en algunas bahías, en la costa de Brasil es necesario fondear en mar abierto, lo que obliga a estar atentos a la meteorología por si hay que hacerse a la mar en caso de llegar un temporal. Además hay que tener especial cuidado con la batimetría pues los fondos de arena de poco calado cambian con frecuencia haciendo impredecible la seguridad de la navegación. 25 millas mar adentro sigues con 5 metros de calado y con fondos de arena cuya batimetría no tiene porqué coincidir precisamente con lo que indican las cartas náuticas.

Relativamente cerca se encuentra Camosin con una bahía sencillamente espectacular con grandes arenales de dunas blancas y un único puerto en la zona. Es una especie de delta en el que puedes navegar tierra adentro unas 20 millas. La ciudad está muy animada al ser un importante centro turístico además de poseer una gran flota de barcos pesqueros. Y por la zona algunos pueblos de pescadores con sabor auténtico. En Paracuro a un par de días de navegación estuvieron otros 3 días pero esta zona no es tan bonita y no ofrece nada que les interese. Luego llega Sao Luis y finalmente las cercanías del delta del Amazonas.

 

El Amazonas

El delta del Amazonas es enorme y tiene más de 300 kilómetros de costas con dos entradas principales al  sur y al norte. Dos días antes de llegar ya notas sus cercanías pues el agua cargada de tierras en suspensión comienza a tornar hacia el color marrón. Al morir el Amazonas en el océano, sus aguas penetran unos 200 kilómetros mar adentro y por ello hasta pasadas más de cien millas náuticas el agua sigue siendo de color chocolate. Dos importantes corrientes, una desde el norte y otra desde el sur, recorren la costa por lo que conviene aprovecharlas dependiendo del destino elegido. Viniendo desde el Sur la corriente de unos 3 ó 4 nudos favorable te ayuda a alcanzar velocidades cercanas a los 10 nudos. La influencia del océano en el delta es total y las mareas son aún de 3 metros varios cientos de kilómetros tierra adentro, lo cual origina además fuertes corrientes de marea. Hay que navegar bien atento pues los troncos bajan flotando a gran velocidad durante la marea vaciante.

Al acercarse al delta, la navegación resultó un auténtico placer con 25 nudos de viento por el través que hacen andar al Puma como un torpedo ya que además hay 4 nudos de corriente a favor que les empuja a una SOG de más de 9 nudos! Sin embargo cuando la corriente es contraria, parece que andas perfectamente y sin embargo el GPS te indica tercamente que sólo están ganando 1 nudo.

Una vez dentro del delta la navegación se hace complicada ya que la corriente persiste y es muy normal quedarte sin viento. Además el motor fallaba con frecuencia y el flujo del Amazonas les arrastraba hacia los árboles de la orilla.  Por si fuera poco hay que andar muy atento a los troncos perdidos que bajan flotando, algunos de ellos inmensos pues las barcazas arrastran cargamentos de Ipe algunos de ellos de hasta 3 metros de diámetro. Por la noche fondean y se amarran a la orilla con las largas coderas que llevaban. Así se aseguran de no ser arrastrados por la corriente durante la noche.

El Aire IV se adentra en el Delta desde la entrada sur para salir dos meses después por el lado norte. En época de lluvias se crean dentro del delta olas de 3 metros de altura de agua dulce, que además arrastran todo tipo de maderos algunos de inmenso tamaño, perdidos de las muchas talas que poco a poco arruinan la selva amazónica.  El Amazonas es un mar de agua dulce y a veces las orillas están tan distantes que no crees posible que te encuentres navegando en un río.

Generalmente te encuentras con fondos de arena y fango lo cual no excluye que puedas descubrir bastantes rocas diseminas por aquí y por allá. Todo ello hace que un velero de quilla como el Puma no sea el barco más adecuado para navegar por el Amazonas. Lo ideal es un catamarán, por su poco calado o una embarcación a motor que no cale demasiado.

No es ninguna estrella de mar. Se trata de una hoja de un árbol del Amazonas...

 

El Amazonas es como un mar. Un mar de agua dulce que expulsa la ingente cantidad de 300.000 metros cúbicos de agua al océano y en cada segundo!

Durante los cientos de kilómetros del delta no ves la otra orilla del Amazonas dando una idea de su brutal anchura que supera los 20 kilómetros. Y de este mar de agua dulce que se desliza día y noche hacia el Océano surgen multitud de afluentes mucho más anchos que el mayor de los ríos que acostumbramos a conocer en Europa. Y de estos afluentes salen ríos que a su vez se conectan con otros afluentes creando una auténtica maraña fluvial por la que es sumamente fácil perderse.

Una belleza exuberante en un clima tórrido que todos los días recibe una o varias lluvias torrenciales de apenas 20 minutos de duración. Tras las lluvias vuelve a brillar el sol en un cielo brillante y despejado. La amazonía es la más rica zona del mundo en biodiversidad y vida. En un solo árbol es posible encontrar más especies de hormigas que en todo el Reino Unido. El olor a barro y tierra mojada, madera húmeda y atractivos aromas vegetales no deja lugar a dudas sobre la singularidad del lugar. Cualquier aldea bulle de actividad, y se encuentran todo tipo de vegetales y frutas exóticas de nombres inimaginables en Español. Hay caracoles del tamaño de la palma de una mano y frutas que posiblemente no están ni catalogadas. Con las hierbas y cortezas de diferentes árboles se elaboran licores desconocidos. En algunos sitios pudieron ver tarántulas de 10 centímetros de tamaño!

Las últimas investigaciones colocan definitivamente al Amazonas como el río más largo del mundo seguido por el Nilo de Egipto. Unos 7.000 kilómetros con brazos afluentes de más de 1.000 kilómetros! El Amazonas tiene una anchura en su desembocadura de unos 330 km, medidos entre Cabo Norte y Punto Patijoca, e incluyendo la isla de Marajó del tamaño de Dinamarca! 

 

 

El Aire IV alcanza el puerto de Belém tras varios días de navegación por el delta. Durante las noches siempre hay que fondear pues la navegación nocturna o con mala visibilidad es temeraria por el Amazonas. Al caer el sol el Aire IV se acerca a cualquier poblado en la orilla del Amazonas y efectúa la maniobra de fondeo haciendo adrede mucho ruido para que los habitantes del poblado sepan sin lugar a dudas que alguien ha llegado. Los indígenas se quedan “alucinados” de su presencia y les hacen diversas visitas ofreciendo sus productos y entablándose una rápida amistad. Al haber gente cerca se minimiza la posibilidad de ser atracados por bandidos. En muchos sitios ves aserraderos dando cuenta del enorme destrozo que sufre la Amazonía sin aparente solución. Desde río arriba vienen leñadores con sus troncos que son vendidos al contado, cerca de Belem, y los bandidos sabedores de esta situación atracan a cualquiera que ande en solitario. De esta manera murió hace unos pocos años Sir Peter Drake, cuando reposaba en su velero en el delta del Amazonas.

Cuando se pone el sol, se despierta una increíble sinfonía de resonancias que llena todo el espacio sonoro con todo tipo de señales del reino animal. Es fácil imaginar el asombro que debió vivir el descubridor Orellana al adentrarse por el cauce de este fabuloso río. Angel, Tony y Carlos “saborean” con admiración y sorpresa la intensidad sensitiva que ofrece el Amazonas; Vistas grandiosas, olores indescriptibles, y sonidos evocadores. La inmensidad de la Amazonía sobrecoge desde el primer momento.

El agua es demasiado turbia debido a la suspensión de partículas y nutrientes que las hacen tan ricas y sustanciosas para la fauna. Pirañas las hay así como otro montón de especies desconocidas para la mayoría de nosotros. Pudieron ver majestuosas mantas rayas nadando en el agua dulce, delfines rosas, peces tembladores que dan fuertes descargas eléctricas, y muchas muchas aves de todos los tipos imaginables.

Fauna desbordante.  La selva Amazónica es un hervidero de vida vegetal y animal.

 

Pero para Angel lo mejor del Amazonas son sus gentes. Personas sencillas y sin doblez alguna. Aldeanos que no han perdido su capacidad de asombro y amor por su entorno natural. Gentes que viven en perfecta comunión con el ecosistema que les da la vida y que les alimenta. Nativos que sin saberlo viven de forma integrada en esta magnífica biosfera. Gente amable que cada vez que se encuentran con ellos les preguntan si todo va bien y si necesitan alguna ayuda.

Las casas de madera siempre están elevadas del suelo y son muy humildes, aunque eso sí, casi todas tienen su propia antena parabólica! No se ven personas mayores y casi toda la población es muy joven. Los niños son fascinantes. Sonríen y juegan con todo. Angel ya lo sabía, y desde España llevan muchas bolsas con globos de colores, lapiceros, medicinas y pequeños juegos que hacen del Aire IV una fiesta allá donde vaya. Un simpático hombre entabla conversación con Angel. No había ido a la escuela ni tenía ningún tipo de estudios, pero sin embargo gracias a su inquietud ha aprendido a leer y sabe mucho del mar y los océanos. Les habla de los tiburones y de muchos tipo de peces sobre los que sabe infinitud de cosas interesantes. Nunca había estado en el mar aunque lo sabía todo de él.

Los niños siempre jugaban con ellos. Llevar medicinas para ellos fue lo mejor del viaje.

 

Todo cuesta muy barato. Compran por ejemplo 3 kilos de langostinos por 1 euro al cambio, y deciden pegarse un buen atracón de marisco. Más adelante consideran con acierto, que lo mejor para costear o pasear por estos lugares es una canoa auténtica "una juliana". Y por ello deciden comprar una de 3 metros de eslora, fabricada en teka, por sólo 20 euros! Lo más difícil es mantenerse en equilibrio dentro de ella, aunque con un poco de práctica la cosa acaba bien. Y aprovechando las compras añaden una bicicleta y un equipo de música al equipamiento del velero. Pero hay que ser precavidos, pues en ningún sitio es posible pagar con la Visa, ni siquiera con los Euros o Dólares. Hay que llevar Reales contantes y sonantes!

 

En el puerto de Belem el ejercito muy servicial y amable les regala varias cartas de la zona gracias a las cuales pudieron orientarse y adentrarse por esta inmensidad sin demasiado miedo a perderse, aunque como no, el GPS se estropea y tienen que agudizar todos sus instintos exploradores para interpretar las cartas de la mejor manera. En Belem hay un Yacht Club de pescadores, pero nadie sale a navegar al mar. 

Debido a los cambios de marea de 3 metros a pesar de encontrarse a 400 millas tierra adentro, con bastante frecuencia el barco queda apoyado en el fondo y poco a poco se va recostando en la arena hasta quedar totalmente tumbado mientras esperan la siguiente marea alta. Son el único velero por la zona y no es para menos, ya que para navegar por estas aguas es muy necesario contar con una embarcación de poco calado. En una de estas ocasiones el barco quedó varado sin que en marea alta lograra zafarse del fondo. La corriente en marea alta no era capaz de liberar el Puma 34, ni siquiera ayudados por la canoa y el motor de la auxiliar de 6cv dado a tope. Y así anduvieron varios días hasta que finalmente quedaron liberados de nuevo.

Angel metido dentro de un cofre del Aire IV para ordenar el interior.

En mitad del Amazonas nuestros amigos vuelven a tener una rotura de motor que parece complicada. A base de muchas llamadas a España y discusiones sobre quien tiene la razón, consiguen dar con el problema. Hongos y microorganismos en el depósito de gasoil que obstruían filtros y el sistema de admisión de combustible. Es muy difícil encontrar gasoil y más aún de calidad...

El Puma 34 se tira 2 meses haciendo pequeños tramos de navegación en mitad de la selva. Hasta Belem tardan 2 días haciendo 60 millas guiadas por way-points para evitar los bancos de arena y otros bajíos en donde es fácil encallar. En la isla de Maralló se cría mucho ganado y desde allí intentan alcanzar Manaos pero desisten por falta de calado. A Tony en algún momento le picó algún tipo de parásito que además de Soriasis le afectó el sistema inmunológico. Lo notó a la vuelta en España. Por ello es muy necesario los repelentes de insectos y no olvidar la mosquiteras.

La salida del delta por el lado norte es la más peligrosa debido a los bandidos. Por esa razón se decidieron a salir amparados por la oscuridad de la noche a pesar de la peligrosidad que ello conlleva en la navegación. Cuando salieron finalmente del Amazonas tras 2 meses meses de navegación por este mar interior y selvático, el agua sigue siendo del color del chocolate. Hasta el cuarto día y ya alejados 200 millas de la costa no empiezan a recuperar la transparencia de Océano ecuatorial.

 

Las cebollas y los ajos viajan en la redecilla colgada en la cabina.

Para hacer la foto, se prueban los chalecos salvavidas, de varias formas distintas!

 

 

¡Cuidado con la auxiliar!

 

Como ya está descrito en varios artículos, (hacer click para ver el artículo "La auxiliar puede ser muy peligrosa") utilizar la neumática requiere ciertas precauciones...  El velero se encontraba tranquilamente fondeado en  Belem, y por la tarde Ángel decide bajar a tierra para dar una vuelta y tomar algo. Por pereza no monta el pequeño motor fuerbaborda y decide ir a remo.

Después de cenar Angel regresa al barco en donde espera Tony descansando. Es noche cerrada y no se ve ninguna luz. Cuando casi llegaba al velero y a muy pocos metros de él, se parte uno de los remos y la corriente empieza a arrastrarlo siendo imposible alcanzar el barco con un solo remo. Decidido se ata el cabo de la auxiliar a la muñeca y se tira al agua para intentar alcanzar el barco a nado pues está a solo unos pocos metros. Y de hecho llega a tocarlo pero no consigue engancharse ni sujetarse. La corriente lo arrastra mientras le grita a Tony para que le tire un cabo. Tony sale rápidamente de la cabina, pero no hay nada de luz y no se ve nada en la oscuridad de la noche. Sin remedio Ángel se aleja agotado por el esfuerzo y rápidamente pierde de vista la sombra de su velero. Se encuentra a la deriva en mitad del Amazonas… Afortunadamente no ha soltado el cabo con el que lleva sujeta la auxiliar y se sube a ella corriente abajo.

Con un solo remo y derivando con la corriente, tarda cerca de una hora en acercarse remando hasta la orilla, en donde encuentra un descampado oscuro y silencioso. Ahora ya fuera de peligro, anda por la orilla para pedir ayuda pues piensa que Tony debe de andar bastante nervioso. Y para colmo de los males, unos ladrones que andaban por la zona han puesto en alerta a la policía que lo detiene pues piensa que puede ser uno de los malechores. Afortunadamente al enseñarles la auxiliar y al ver que estaba en bañador y empapado, los agentes creen su historia que además es cotejada en capitanía, pues Tony ya había avisado por la radio de la desaparición de Ángel. Al día siguiente un simpático indígena le arrastra remando con su piragua hasta el velero.

 

 

 

 

Nuestro agradecimiento a Ángel y a Tony por habernos dejado ser partícipes de su gran aventura......

2ª Parte: Aire IV en la costa del Caribe

 

 

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